No digo las palabras que debiera decirte.
Te miro.
Te contemplo.
Te observo.
Ojeo las esquelas y el tiempo de las nubes.
Luego digo algo inútil,
mágico
irreparable.
Digo cosas curiosas como decir:
qué tal, hace calor, te quiero,
anoche he deseado tu cuerpo nuevamente.
Pero nada se oye dentro de las paredes.
Tu me miras inquieto,
decidido,
cobarde.
(mi corazón empieza a deslizarse
por la suave pendiente de tu pelo)
Te miro.
Te contemplo.
Te observo.
Ojeo las esquelas y el tiempo de las nubes.
Luego digo algo inútil,
mágico
irreparable.
Digo cosas curiosas como decir:
qué tal, hace calor, te quiero,
anoche he deseado tu cuerpo nuevamente.
Pero nada se oye dentro de las paredes.
Tu me miras inquieto,
decidido,
cobarde.
(mi corazón empieza a deslizarse
por la suave pendiente de tu pelo)
Del amor imperfecto. Elsa López
Precioso el poema.
ResponderEliminarSaludos
Siempre deberían pronunciarse las cosas.
ResponderEliminardigo cosas curiosas... te quiero
ResponderEliminarcurioso veso!!
Un saludo
Gracias Musa
ResponderEliminar=)
Es un poema precioso... además, hasta las cosas más totan pueden hacerle a uno feliz.
ResponderEliminarQué poema más precioso.
ResponderEliminarLas miradas comunican más que las palabras y los hechos demuestran más que la verborrea.