domingo, 21 de junio de 2009

No pronuncio tu nombre...


No digo las palabras que debiera decirte.
Te miro.
Te contemplo.
Te observo.
Ojeo las esquelas y el tiempo de las nubes.
Luego digo algo inútil,
mágico
irreparable.
Digo cosas curiosas como decir:
qué tal, hace calor, te quiero,
anoche he deseado tu cuerpo nuevamente.
Pero nada se oye dentro de las paredes.
Tu me miras inquieto,
decidido,
cobarde.

(mi corazón empieza a deslizarse
por la suave pendiente de tu pelo)
Del amor imperfecto. Elsa López

6 comentarios:

  1. Siempre deberían pronunciarse las cosas.

    ResponderEliminar
  2. digo cosas curiosas... te quiero


    curioso veso!!


    Un saludo

    ResponderEliminar
  3. Es un poema precioso... además, hasta las cosas más totan pueden hacerle a uno feliz.

    ResponderEliminar
  4. Qué poema más precioso.

    Las miradas comunican más que las palabras y los hechos demuestran más que la verborrea.

    ResponderEliminar